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Todo lo que hay en este blog es literatura. Puede ser interpretada como se quiera, por ende y todo lo que se diga al respecto será respetable y respetado. Es por eso que pido a los lectores y visitantes de este blog que comenten; lo que les parezca, "su opinión nos interesa".



Además me gustaría aclarar que toda la producción publicada en este blog no es mía propia, sino que en todo me ayudó, poco más o poco menos, pero siempre significativamente, Hernán Tenorio.



viernes, 25 de marzo de 2016

¿Por qué el otoño me gusta tanto?

“Si dejo elegir a mis pies, me llevan camino del mar”. Siempre que escucho esa canción, pienso que si yo dejara elegir a mis pies, me llevarían a buscar un otoño fresco en el campo, cerca de un fuego. ¿Por qué el otoño me gusta tanto? ¿Qué fue lo que pasó un abril fresco y algo nublado, algún día de mi infancia o adolescencia? ¿Dónde?
Sensaciones que constantemente me llevan a ese día idílico y probablemente inexistente, inventado en mi cabeza (seguramente a base de literatura):
El olor del campo en general, el frescor, la sensación de tener las manos y la nariz frías por la mañana, el sol débil y tibio entrando por una ventana, iluminando partículas de polvo que flotan en el aire a su antojo, el olor a humo, a fuego, el crepitar de las hojas y las ramas secas, el olor y el sabor del mate amargo, una casa vieja en un paisaje rural, el sonido algo crujiente de los pasos sobre el piso de tierra, el olor, el ruido y la sensación húmeda que deja la lluvia al retirarse, el sonido suave del agua del río fluyendo, o el chapoteo del agua de una laguna o del Río de La Plata al golpear contra los bordes de algún muelle.
Todas sus variantes, sumatorias y combinaciones sirven para generar en mí el mismo efecto placentero.
Me di cuenta de que constantemente intento reproducir esas combinaciones, tanto en la realidad como en los libros que leo y en la música que escucho. ¿Por eso me gustan tanto Saer, Tizón, Di Benedetto, Fandermole, Carlos Aguirre, Drexler? ¿De ahí que prefiera los paisajes semirrurales de Borges antes que los urbanos de Arlt? ¿De ahí que prefiera el folklore por sobre el tango? ¿De ahí mi desprecio por la capital y mi idealización y añoranza constante de lo rural, de la pampa vacía e infinita, homogénea y hasta aburrida?
Entre Ríos, Fray Bentos y Punta Indio como lugares paradigmáticos: río, campo (y fuego).

Releyendo, pienso que tal vez a todo el mundo le guste lo mismo, y el día idílico que busco reproducir constantemente no sea individual, sino un día idílico de la humanidad toda.

martes, 8 de marzo de 2016

Los ojos de Greta Garbo. Manuel Puig

Es cortito. Es simple. Es póstumo. Es una excusa para hablar de cine en una revista de cine. Y sin embargo, es Puig en su máxima expresión. Puig condensado. Puig sin diluir. Un sobrecito de jugo Puig.
Empecemos por el final: el libro termina con dos artículos, uno sobre Dolores del Río, “Una actriz y sus directores”, y uno sobre la relación entre literatura y cine desde la experiencia de Puig, “El fin de la literatura”. Sobre el primero, no puedo decir nada. No conozco a Dolores del Río, ni a ninguno de los directores que se nombran. Sólo pude sacar en limpio de este artículo la admiración que sentía el escritor por esta actriz, y por sus películas. El artículo que cierra el libro, “El fin de la literatura”, es una excelente comparación entre la experiencia estética de la lectura y la de la visualización de películas. Empieza negando la premisa de que el cine o la televisión van a acabar con el hábito de la lectura. Explica qué es lo que tiene la literatura que hace que sea un género radicalmente diferente del cine: el libro puede esperar, el lector puede volver atrás, puede pausar la lectura y reflexionar, pensar, intentar entender. En cambio, con una película (vista en una sala de cine, se entiende) esto no es posible. Si se te escapó un detalle, se fue, se perdió. No hay chances de dar vuelta la página y volver a ver qué fue eso que pasó por la pantalla tan fugazmente que tus ojos no percibieron y tu atención no retuvo. Además marca la diferencia entre la literatura y el cine desde su experiencia personal de escritura: “Yo no decidí pasar del cine a la novela. Estaba planeando una escena del guión en que la voz ‘en off’ de una tía mía introducía la acción en el lavadero de una casa de pueblo. Esa voz tenía que ser de unas tres líneas de duración, al máximo, y siguió sin parar unas treinta páginas, no hubo modo de hacerla callar [Terminó siendo un capítulo de La traición de Rita Hayworth, tengo entendido.] (…). Creo que lo que me llevó a ese cambio de medio expresivo fue una necesidad de mayor espacio narrativo. (…) El cine exige síntesis, y mis temas me exigían otra actitud  (…)”.

Los cuentos —ninguno de más de diez páginas con márgenes exageradamente grandes— son pequeñas muestras de la estética y la idiosincrasia de Puig. La contratapa nos hace un muestreo de los personajes que habitan estas historias: “un viejo emigrado italiano sueña en la Argentina una videoteca de obras maestras del neorrealismo (…). Una famosa actriz del pasado reconoce, sin ocultar sus celos profesionales, el extraordinario talento de la olvidada Isa Miranda (…). Dos maricas, que viven pendientes de la vida de las estrellas de cine, se conmueven hasta las lágrimas hablando de Silvana Mengano (…). Greta Garbo se le aparece al cineasta Max Ophüls que (…) muere en un hospital”. Es imposible no ver en este repertorio, en estas tramas resumidas, la obra novelística entera de Puig; es imposible no “leer” en estos cuentos, La traición de Rita Hayworth, Boquitas Pintadas, El beso de la mujer araña, Pubis angelical, o cualquier de ellas. Novelas siempre repletas de dramas cotidianos, de chismerío pueblerino, de maricas y de divas de cine. Si no supiera que fueron escritos en 1990 muy poco antes de su muerte, diría que es el germen, la preparación necesaria para sus novelas. Pero teniendo este dato, se puede adivinar que esto es Puig completamente condensado y sin diluir. Puig acotado. Puig sin ese mayor espacio narrativo que lo hizo buscar en la novela su género narrativo predilecto.